martes, 20 de noviembre de 2012

El chorlitejo piquituerto, el pájaro del pico torcido.

Sólo existe en el mundo un pájaro que tenga el pico curvado, es el chorlitejo piquituerto (Anarhyrnchus frontalis) y siempre lo presenta curvado hacia la derecha. Aunque el lector puede pensar que los piquituertos también presentan el pico torcido, lo cierto es que en éstos la parte superior del pico y la inferior toman direcciones opuestas, curvándose hacia cada lado, mientras que en el chorlitejo piquituerto, ambas ranfotecas (así se denomina al estuche córneo que recubre los dos maxilares o mandíbulas) se curvan hacia la derecha formando un ángulo de 12 grados respecto de la base del pico.

El chorlitejo piquituerto (Anarhynchus frontalis) es la única especie de ave con el pico curvado.

Esta curvatura del pico es una adaptación muy ventajosa para alimentarse de los pequeños insectos y crustáceos (entre otros) que se esconden bajo las piedras en las orillas de los ríos. Mientras otros chorlitejos y límicolas voltean las piedras o las mueven para acceder a este alimento, el chorlitejo piquituerto puede acceder a él lateralmente sin ese coste adicional que supone desplazar la roca. Más aún, si la piedra es demasiado pesada, un limícola con el pico recto no podrá capturar a las presas que se resguarden bajo esa piedra, mientras que el chorlitejo piquituerto sí podrá aprovecharse de ellas.

También hay que tener en cuenta que mientras que el pico le confiere muchos beneficios al pájaro al alimentarse desde su lado derecho, si se alimenta desde el lado izquierdo pierde toda ventaja, de hecho, este pico curvado se convierte en un estorbo. Por ello, conductualmente el chorlitejo piquituerto tiende a capturar sus presas hacia su lado derecho.

Aquí se observa perfectamente la curvatura del pico del chorlitejo piquituerto.

Su plumaje es gris suave por encima y blanco por debajo, con una banda estrecha en el pecho de color negro que está mejor definida en la hembra. Es migratorio, en agosto regresan a la región de Canterbury (Nueva Zelanda) donde ocupan las orillas de los ríos mientras que en invierno abandonan la isla Sur de Nueva Zelanda para asentarse en la orilla del mar de la isla Norte, frecuentando también las desembocaduras de los ríos. La reproducción tiene lugar en la isla Sur entre los meses de septiembre y octubre. Cada pareja suele poner dos huevos en un nido situado en el suelo de donde saldrán dos pollos que se unirán a sus progenitores en la migración hacia la isla Norte, entre diciembre y febrero, donde se encuentran sus cuarteles de invierno como ya se ha apuntado.

Chorlitejo piquituerto alimentándose, haciéndo uso de su pico adaptado para buscar presas bajo las piedras.

Como curiosidad, el nombre de chorlito proviene de "chorla", un sonido onopatopéyica que recuerda a la voz de esta ave.

martes, 13 de noviembre de 2012

Número 7 de Journal of Feelsynapsis (JoF)

¡Ya está aquí nuestra dosis bimensual de ciencia! Fiel a su cita la revista de divulgación científica online y gratuita hace de nuevo aparición en un número muy especial ya que es el primer aniversario del proyecto. Un proyecto que va cogiendo fuerza número a número y cuenta con un grupo de excelentes divulgadores y personas a bordo. Y esta nueva edición es un buenísimo ejemplo. Goza de una maquetación impecable a cargo de nuestro capitán al mando, Enrique Royuela (@Eroyuela) quien nuevamente hace un trabajo impresionante y en tiempo récord (Creémos que se alimenta a base de plutonio, si no no hay explicación). 

El contenido vuelve a ser espectacular con una serie de artículos de una calidad excelsa donde podemos encontrar una variedad de temas que van desde la actualidad con el bosón de Higgs, enfermedades como el autismo y la sinestesia, un artículo de claros tintes cinematográficos de la manos de Frankestein y la moderna Prometheus, temas tan en boga como el cáncer o los transgénicos, un apasionante recorrido por la biodiversidad de las montañas etíopes... Haríais muy mal en dejar pasar la oportunidad de acercaros a unos temas tan suculentos.

Portada del número 7 de Journal of Feelsynapsis (JoF).

Personalmente, encontraréis una foto mía de un milano negro en la sección "De cara a la galería" donde además se pueden encontrar más fotos increíbles.

Corren tiempos difíciles para la ciencia. Son muchos los recortes presupuestarios que se están realizando y muchos buenos científicos ven truncadas sus carreras por la falta de una oportunidad o por el fin de ésta. Sin ciencia no hay progreso y es algo a lo que desgraciadamente, tendemos. Por eso proyectos como este requieren del máximo altavoz que seamos capaces de proporcionar. Acerquemos la ciencia a todos porque, en buena medida, el futuro depende de ello.

Para descargar Journal of Feelsynapsis (JoF) - Número 7 Noviembre 2012 - Pulsa aquí.

Para ver los números anteriores de Journal of Feelsynapsis (JoF) - Pulsa aquí o dirígete a la pestaña de la revista en esta misma página.

Disfrutad de la lectura y feliz aniversario a JoF. ¡Que vengan muchos más!  

domingo, 11 de noviembre de 2012

Parque Jurásico y el pollosaurio de Jack Horner.

Parque Jurásico es una película de Steven Spielberg que se estrenó en 1993 y que elevó el fenómeno de la dinomanía hasta límites difícilmente alcanzables y repetibles. Aún a día de hoy sus efectos especiales siguen siendo fascinantes y los dinosaurios que aparecen a lo largo de su metraje, espectaculares. Poco tengo que añadir a la lista de elogios que se puede hacer de una de las películas que revolucionó el mundo cinematográfico. No hay más que ver el diseño del blog para saber mi opinión. Con motivo del 20 aniversario de su estreno, el próximo mayo volverá a los cines, esta vez en 3D.


Si recordáis, en Parque Jurásico clonaban a los dinosaurios a partir de ADN extraído de mosquitos atrapados en ámbar. Aunque la premisa es muy prometedora, no es posible ya que el ADN se degrada y no se mantiene más de 6,8 millones de años como demostró un grupo de científicos australianos recientemente. Los dinosaurios se extinguieron hace 65 millones de años, por tanto, con las técnicas actuales, obtener su ADN es imposible y por tanto su clonación. Aunque se han hecho avances impresionantes como la obtención de colágeno e incluso proteínas de dinosaurios. Lo que sin duda es una vía de exploración muy interesante.

Jack Horner es el pionero que está detrás de la mayoría de esos hallazgos y una auténtica eminencia en dinosaurios. De hecho, Alan Grant, el paleontólogo protagonista de Parque Jurásico está inspirado en él y fue asesor de la película. Pues bien, una de sus líneas de investigación es la creación de un dinosaurio a partir de un ave actual. Para ello propone revertir los rasgos que adquirieron las aves y que las diferencian de sus antecesores los dinosaurios, como la presencia del pico, una cola corta y las alas. Alterando los genes responsables de la aparición del pico para que se mantenga una mandíbula con dientes, los genes que hacen que los pájaros tengan una cola corta en vez de una cola larga como tenían los dinosaurios y los genes que hacen que los pájaros hayan desarrollado dos alas en sus extremidades anteriores en vez de brazos con garras, pretende obtener un dinosaurio. ¿Lo sería? No. Estaríamos ante un pollo modificado con ciertos rasgos que lo acercarían a la morfología dinosauriana, pero los separan 65 millones de años de evolución. No estamos hablando de una especie que viviera en el pasado. ¿Deberían crear al pollosaurio? Mi opinión es que sí, por el propio conocimiento que aportaría, directamente y puede que indirectamente. Es posible que durante el proceso surjan nuevas técnicas o conocimientos que sean útiles para el desarrollo de la tecnología. Aunque aquí el debate es mucho más extenso.

Jack Horner ha estado en Madrid estos últimos días y ha sido objeto de múltiples entrevistas, aquí os dejo una de ellas acerca del pollosaurio y otra totalmente decepcionante en El Hormiguero (¿Cómo puedes tener a Jack Horner delante y hacer este cagancho de entrevista?):
       

jueves, 1 de noviembre de 2012

El Gigantopithecus, ¿un verdadero bigfoot?

Las historias que hablan del yeti o del bigfoot nos son conocidas a todos en mayor o menor medida. Esos grandes seres humanoides, estrellas del mundo de la criptozoología, están bien arraigados en la cultura popular y son objeto de estudios, de campañas de búsqueda, de programas de misterio, etc. Hasta la fecha las evidencias de su existencia son nulas. Lo cual no supone obstáculo para que exista mucha información sobre ellos. El bigfoot o pie grande es propio de bosques de Norteamérica, mientras que el yeti o abominable hombre de las nieves frecuenta los parajes nevados circundantes al Himalaya. Ambos son formas hominoideas de un tamaño superior al ser humano. De entrada, los únicos animales conocidos capaces de ajustarse a dicha descripción serían gorilas, orangutanes, chimpancés o bonobos y ninguno de ellos habita esas regiones. Estaríamos hablando de individuos desplazados de su hábitat habitual (lo cual es altamente improvable) o de especies nuevas desconocidas. Pero existen especies extintas que se ajustan a las descripciones, que sabemos que existieron y que además convivieron con el ser humano.


Los gigantopithecos son los mayores simios conocidos que han habitado el planeta. Antes de seguir conviene aclarar que no se encuentran en la línea evolutiva del hombre si no que son antepasados de los orangutanes. En esta misma línea evolutiva se piensa que el Sivapithecus es un antepasado todavía anterior que vivió hace alrededor de 7 millones de años. Los Gigantopithecus aparecen en el Pleistoceno, hace un millón de años y sus restos fósiles llegan hasta hace apenas unos 100.000 años. Se han encontrado restos en zonas de China y de Vietnam. El Gigantopithecus blacki es la especie mejor conocida y de la que se conservan mejores fósiles. Su descubridor fue Ralph von Koenigswald (1902 - 1982) quien, en el año 1935, compró cuatro molares en farmacias de Hong Kong y Cantón. Habéis leído bien, en farmacias. La medicina tradicional china confiere propiedades curativas a los fósiles a los que denomina "huesos de dragón" y durante años se ha dedicado a recolectarlos privando a la ciencia de un buen número de piezas que sin duda habrían reportado valiosa información. Ralph von Koenigswald dedicó cuatro años a estudiar a la nueva especie de simio gigante hasta que fue hecho prisionero en la Segunda Guerra Mundial.

Reconstrucción del Gigantopithecus blacki donde se puede apreciar su colosal tamaño.

De Gigantopithecus blacki se conservan tres mandíbulas y más de mil dientes. Desde su descubrimiento está claro que se trata de los mayores primates de la historia. En comparación con la mandíbula de un gorila actual, las tres que se tienen de Gigantopithecus son mayores, especialmente una de ellas que se cree que pertenecía a un macho. Estas mandíbulas son robustas y sus dientes anteriores (incisivos y caninos) son relativamente pequeños, mientras que premolares y molares son anchos y grandes y con una gruesa capa de esmalte. Debido a estas características, en un principio se situó a los Gigantopithecus en la línea evolutiva humana por analogía con las mandíbulas de los Paranthropus, pero se vió que sólo se trataba de un caso de convergencia evolutiva entre ambas especies y que verdaderamente, los gigantopitecos eran antepasados de los orangutanes.

Estudiando los escasos restos fósiles se han realizado estimaciones cuyo resultado es que estos animales debían medir alrededor de 3 metros de altura y pesar entre 300 y 500 kilogramos, es decir, serían dos o tres veces más grandes que un gorila. Se piensa también que serían cuadrúpedos y rara vez adoptarían una postura erguida. Debido a este descomunal tamaño, es de suponer que se desplazarían por el suelo (la mayoría de árboles no soportaría su peso) y dada su dimensión y con el análisis de los dientes encontrados, su dieta estaría basada en un recurso vegetal duro y fibroso que requería una fuerte masticación. Muy probablemente este recurso fuera el bambú.

Comparación del cráneo de un Gigantopithecus, un gorila y un humano donde se aprecia la escala de tamaños.

Por tanto, estos primates antropomorfos gigantescos convivieron con el hombre actual, el Homo sapiens y cabe la posibilidad que las historias y leyendas que giran en torno al yeti o al bigfoot sean reminiscencias de tiempos remotos donde sí era posible encontrar en los bosques asiáticos a unos simios enormes. ¿Serían estos el famoso yeti? ¿O el bigfoot?  En cualquier caso, la ciencia siempre ofrece una respuesta más racional que la mitología.

Estremecedor documento gráfico que aclara de una vez por todas y de manera tajante la existencia del bigfoot.